Estimado Lector,
Usted seguramente ya ha descubierto que nuestra vida con Dios nunca está quieta. En ocasiones pienso que es como las olas de los océanos.
A veces son pequeñas y hermosas olas enrollándose sobre las playas con esa brisa fresca y suave soplando sobre ellas; otras veces son fuertes vientos rugientes que castigan las costas con toneladas de aguas furiosas. Y es siempre el mismo mar.
Esas diferencias nos angustian, pero Él dijo: "El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; pero no sabes ni de dónde viene ni a dónde va. Así es todo aquel que ha nacido del Espíritu.".
A veces clamamos: Maestro, ¿No te importa que perecemos? Otras veces es: No hay viento. ¿Debemos remar?
Afirmemos nuestra confianza en Él. ¿Ni una brisa o muy tormentoso? Él sabe mejor; y no es sólo que todas las cosas alrededor de Sus Hijos están bajo Su control, sino que también han sido permitidas por Él para algún buen propósito, aunque esto momentáneamente no esté a la vista.
Si creemos que somos "nacidos del Espíritu", tengamos nuestras velas siempre fielmente preparadas para que el viento de Dios sople en ellas como quiera. Él sabe lo que está haciendo.
Quiera el Señor resplandecer Su Rostro sobre Usted,